LoRa

La aparición del IoT, acrónimo de Internet de las cosas, impulsó la creación de nuevos protocolos de transferencia de datos.

La tecnología LoRaWAN, de Long Range Wide Area Network en inglés, que significa Red de baja potencia de largo alcance, fue desarrollada entre 2008 y 2012.

Esta tecnología se basa en la modulación de espectro ensanchado (CSS), lo que permite un uso más eficiente de la energía y una transmisión de datos de largo alcance para los dispositivos de IoT, mejorando así las comunicaciones en áreas urbanas densas y rurales con obstáculos como edificios, árboles y terrenos montañosos.

Ventajas del protocolo LoRa (Largo Alcance)

• Bajo consumo: los dispositivos que utilizan el protocolo LoRa suelen ser de uso remoto y alimentados por batería, como los sensores ambientales. Es fundamental contar con un protocolo de transmisión de datos que consuma lo mínimo posible para no agotar la batería.
• Largo alcance: LoRa permite establecer comunicaciones entre dispositivos a varios kilómetros de distancia.
• Capacidad de extensión: LoRa es ideal para aplicaciones a gran escala, permite administrar miles de dispositivos en una sola Red LoRaWAN.

Aplicaciones mejoradas con LoRa

Con los progresos del IoT y los beneficios de la tecnología LoRa, se han desarrollado muchas aplicaciones y mejorado aplicaciones ya existentes, como:

• Agricultura inteligente: se utiliza para controlar y monitorizar factores claves como, las precipitaciones, la humedad del suelo y el viento en los campos de cultivo, ayudando a los agricultores a tomar decisiones que optimicen la producción y ahorren agua.
• Gestión de flotas: cada vez es más común que las empresas de transporte realicen un seguimiento de los vehículos en tiempo real. Con estos datos, las empresas pueden identificar las principales incidencias, optimizar las rutas para evitar las horas punta, reducir los costos y aumentar la seguridad.
• Vigilancia de la salud de las personas: ideal para el seguimiento de personas mayores y personas con enfermedades crónicas.
• Ciudades inteligentes: las nuevas infraestructuras están equipadas de sensores inteligentes que permiten gestionar de manera más eficiente el tráfico, las cámaras de vigilancia, la calidad del aire y el alumbrado público para mejorar la calidad de vida de las personas.
• Seguridad: los dispositivos de seguridad han mejorado mucho en los últimos años. Por ejemplo, gracias a los sensores LoRa, es posible detectar la apertura de puertas y ventanas instantáneamente y enviar notificaciones al propietario en tiempo real, reduciendo así los tiempos de respuesta en caso de intrusión.