Un altavoz o altoparlante consta de uno o más controladores de altavoz contenidos en una carcasa o cubiertos con una rejilla. Estos controladores actúan como un tipo de transductor que convierte una señal de audio eléctrica de un ordenador o receptor de audio en ondas de sonido. El sonido que producen los altavoces se mide por la frecuencia y por la amplitud. La frecuencia de un altavoz se relaciona con el tono del sonido, alto o bajo. Algunos altavoces tienen varios conos o controladores para gestionar diferentes rangos de frecuencia como "subwoofers", "woofers" y "tweeters". La amplitud de un altavoz se refiere al volumen. El volumen de un altavoz se determina por la presión del aire creada por las ondas de sonido al subir el volumen. Los altavoces activos tienen amplificación interna y utilizan electricidad para amplificar la señal. Los altavoces pasivos no tienen amplificación interna y requieren de un alto nivel de entrada de audio que puede producirse con un amplificador de audio. La mayoría de los altavoces se suministran en pares con los altavoces izquierdo y derecho que utilizan canales separados para crear un sonido estéreo natural.