Los termostatos se utilizan en sistemas de control de temperatura que regulan aire o líquidos y se pueden utilizar tanto en aplicaciones comerciales como domésticas. Los dos tipos principales son termostatos capilares y termostatos bimetálicos. Un termostato se usa para regular la temperatura de un líquido en un depósito o el aire en una sala o sistema. El termostato simplemente desactiva o activa el sistema cuando sea necesario, de manera que se pueda mantener una temperatura constante. Los termostatos capilares constan de un sensor, tubo capilar, diafragmas, una sonda y un medio de expansión. Cuando el medio líquido se calienta y se expande, el sensor de temperatura se calienta y permite que se convierta en desplazamiento en el diafragma. Los contactos dentro del sistema de circuito cerrado se pueden abrir o cerrar por el desplazamiento causado por la presión. Gracias a su precisión y fácil instalación, los termostatos capilares se utilizan ampliamente para controlar temperaturas de aire y agua, y son adecuados para usar en depósitos de almacenamiento y depósitos calientes. Los termostatos bimetálicos constan de una tira de dos metales diferentes que tienen diferentes coeficientes de expansión lineal. La tira bimetálica actúa como un disyuntor de contacto eléctrico en un circuito de calefacción eléctrica. Cuando se alcanza la temperatura deseada, el circuito se rompe. Las tiras de metal dentro del termostato están fabricadas de dos materiales diferentes y se atornillan juntas. Entonces se crea un puente en el circuito eléctrico y se conecta a su sistema de calefacción. La tira transporta electricidad a través del circuito cuando la calefacción está encendida. Cuando las tiras se calientan, ambos metales se expanden pero uno más que el otro. El metal más caliente se curva y abre el circuito. Una vez que se abre el circuito, la electricidad se desconecta y la calefacción se apaga. Cuando la calefacción está apagada, la habitación se enfría, a su vez se enfría la tira de metal y se permite que vuelva a su forma original. Cuando se enfría, el metal vuelve al circuito y vuelve a encender la calefacción a medida que se restablece el flujo de electricidad. La tira de metal tarda un tiempo en expandirse y contraerse, para que la calefacción no esté constantemente encendiéndose y apagándose en pocos segundos.