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      • Publicado 3 ene 2024
      • Última modificación 3 ene 2024
    • 5 min

    El auge de la agricultura vertical

    Conoce qué es la agricultura vertical, cómo ha evolucionado desde sus inicios hasta hoy en día y las ventajas que presenta frente a otros tipos de cultivos.

    El auge de la agricultura vertical

    El sector agrícola y ganadero siempre ha estado a la vanguardia de la tecnología emergente, abrazando el cambio y, en muchos casos, marcando el camino a seguir por otras industrias.

    La Revolución Industrial y la aparición de máquinas que ayudaron a aliviar las tareas manuales más arduas tuvieron una gran repercusión en la agricultura, ya que permitieron que el trabajo se completara a una velocidad mayor que con los métodos anteriores. La incorporación de fertilizantes a escala comercial fue de gran ayuda para dar respuesta a la necesidad de aumentar la producción de alimentos para abastecer a la población mundial, en constante crecimiento, y las recientes innovaciones en maquinaria automatizada, drones e iluminación artificial han supuesto una mejora de la eficiencia y el control de calidad.

    Sin embargo, dado que algunas organizaciones internacionales predicen que la población mundial seguirá aumentando hasta alcanzar los 9.700 millones en 2050 (un incremento de más de 1.700 millones con respecto a 2023), la crisis del coste de la vida y los problemas de la cadena de suministro, la necesidad de producir más alimentos nunca ha sido mayor.

    Germinar la idea

    El concepto de agricultura vertical no es nuevo, ya lo propuso por primera vez en 1999 Dickson Despommier, profesor de Salud Pública y Medioambiental de la Universidad de Columbia. Junto con sus alumnos, desarrolló un diseño de una granja en un rascacielos que, según apuntó, podría alimentar a 50.000 personas aproximadamente.

    Más de dos décadas después, este diseño nunca se ha construido, pero la semilla quedó sembrada y el concepto de la agricultura vertical firmemente arraigado en la mente de muchos investigadores, agricultores y expertos en agricultura.

    Cosecha temprana, cosecha sana

    Una de las ventajas de la agricultura vertical es la posibilidad de obtener un mayor rendimiento de los cultivos con mucha menos tierra, lo que, en definitiva, significa que se puede producir más con menos.

    Esto también aporta un beneficio medioambiental, dado que, al utilizar menos cantidad de tierra, la cosecha requiere menos recursos, se emplean menos máquinas y se alteran menos la tierra, las plantas y los animales que viven en ella.

    Además, gracias a que los cultivos se encuentran en interior, las condiciones meteorológicas tienen una incidencia mucho menor en la cosecha, lo que se traduce en un mayor rendimiento general y una calidad más homogénea.

    Por sí solo, esto significa que los cultivos se pueden plantar, cultivar y cosechar 365 días al año, debido a que se trata de un entorno controlado y a la independencia con respecto a las estaciones y las condiciones meteorológicas.

    En una primera prueba de granja vertical para un proyecto en Escocia se logró cultivar plantones de árboles seis veces más rápido de lo habitual en un entorno exterior tradicional.

    Quien siembra, recoge

    A pesar de sus ventajas, la agricultura vertical no ha despegado demasiado rápido. Según el Financial Times, en 2020 solo había unos 74 acres (30 hectáreas) de granjas verticales funcionando en todo el mundo.

    Por el momento, a la cabeza va Estados Unidos, con más de 2.000 granjas, y en Asia también está generalizándose esta práctica con la aparición de más de 200 granjas solo en Japón.

    En Europa la apuesta está al alza. Algunas de las empresas líderes del mercado que están invirtiendo en granjas verticales se hallan en Alemania, Países Bajos y Escandinavia. Dinamarca ha puesto en marcha una iniciativa con la que tiene previsto construir una granja que podría producir más de 1.000 toneladas de verduras al año.

    Según apunta, la agricultura vertical es un gran negocio que está en auge. Actualmente se calcula que el valor de mercado en 2023 asciende a 5.100 millones de USD, y se espera que alcance los 15.300 millones en 2028, lo que supone un aumento de 10.200 millones en tan solo 5 años.

    Riesgos frente a ventajas

    La agricultura vertical, no obstante, no está exenta de riesgos e inconvenientes específicos.

    En primer lugar, requiere una inversión inicial considerable. Construir una granja vertical no es en absoluto barato, y se estima que podría costar más de 100 millones de dólares poner en funcionamiento una de 60 hectáreas.

    Otro inconveniente es el coste de la energía, que, como todos sabemos, ha sufrido una fuerte subida en los últimos tiempos. Este desafío podría perjudicar la capacidad de ampliación y mermar la rentabilidad. Como consecuencia, varias grandes empresas internacionales tomaron medidas para reducir sus operaciones o trasladarse a otros lugares en los que el coste del agua y la energía es mucho más bajo.

    Por su parte, el factor medioambiental está estrechamente relacionado con esto último. La agricultura vertical depende en gran medida de la iluminación artificial y, por tanto, genera un consumo de energía superior a la media si lo compramos con el de las viviendas ecológicas tradicionales.

    Arrojemos algo de luz (LED, claro)

    Posteriormente, muchas empresas se han decantado por la iluminación LED para reducir el consumo de electricidad y, por consiguiente, disminuir los costes de funcionamiento y las emisiones de carbono.

    La inversión que requieren los sistemas de iluminación LED puede ser, por lo general, entre dos y cuatro veces mayor que la de las lámparas de vapor de sodio de alta presión; sin embargo, la primera inversión se puede amortizar en tan solo 12-24 meses, por lo que son más rentables a largo plazo.

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