Estamos experimentando restricciones en el suministro mundial de componentes electrónicos y estamos observando cómo los plazos de entrega están aumentando. Esto es especialmente evidente en productos como los condensadores cerámicos, condensadores electrolíticos de aluminio, resistencias en chip, conectores y semiconductores.
Esta carestía ha sido causada por la concurrencia de una serie de factores, como son: cierres de puertos y fábricas debido a la pandemia global, el reciente bloqueo del canal de Suez, problemas de transporte y embalaje, condiciones climáticas extremadamente adversas que han afectado tanto a importantes rutas de transporte como a las principales zonas de producción de estos elementos, así como, la escasez global de contenedores de transporte, incendios de fábricas, y por supuesto, el constante impacto de la COVID-19 sobre las cadenas de suministro.
La producción localizada en China también enfrenta nuevos problemas de restricción de energía, que están afectando a su capacidad para recuperarse de los eventos de los últimos dos años, y de satisfacer el nivel de esta nueva demanda.
Los proveedores también nos transmiten que ahora se enfrentan a una escasez de muchas materias primas críticas necesarias para fabricar conjuntos complejos como minerales, naylon, cobre y varios metales de tierras raras.
Estos factores, junto con aumentos significativos en la demanda de bienes de consumo e industriales, además de la flexibilización de las restricciones de COVID, significa que las salidas de fábrica ya no pueden satisfacer los pedidos que han obtenido y ya están funcionando a plena capacidad en muchos casos.